domingo, 20 de octubre de 2013

Me pregunto si aún será posible un mundo así
la música es el resplandor de la noche
y la flama arde dentro de la hojalata pero no la quema
la flama vive ardiendo y la hoja la escucha
y la hoja canta

martes, 15 de octubre de 2013

Y sólo apenas estoy aprendiendo a escuchar, a disfrutar. Todo este tiempo he estado encerrado.
En este viejo castillo hemos aprendido a hablar correctamente, a movernos entre los mamotretos como sombras, mirando entre los estantes, a movernos lentamente. He podido ver incluso cómo a muchos les ha cambiado la voz. Es triste.
Se nos tiene permitido creer que somos soñadores y eso puede incluir a veces mirar los pájaros, incluso imitar con ciertos signos sus canciones, pero por alguna razón no está permitido aletear como ellos o danzar. Por alguna extraña razón incluso es mejor no moverse, o tal vez, en algún punto olvidamos como hacerlo o tal vez sólo nos quedamos sin energías.
Los tonos que aquí aprenden los estudiantes no son muy variados, pero siempre dan la impresión de que lo que están diciendo es muy importante, o debe, si DEBE, ser verdad, ya que no es muy probable equivocarse si estás apoyándote en algo muy importante que dijo alguien muy importante.
Esas voces, esos tonos que han aprendido los estudiantes han hecho que el castillo se expanda, como un gigante muy orgulloso y respetable, sin embargo, todas esas tonalidades aprendidas, moldeadas con el pecho inflado del aire de la sabiduría y la mirada de la infinita sapiencia, no parecen significar mucho.
No se aprende a significar algo como ser feliz, pues los tonos están diseñados para alisar, enderezar y dar lustre, no para realmente ser feliz o sentirse vivo, y mucho menos para "significar" algo como eso.
Yo mismo no sé como hacer que esto suene más interesante... por fortuna.
Hay una diferencia entre ser y significar.